El CES es una mezcla de tecnologías que se podrán comprar el año que viene y otras que probablemente no se harán realidad hasta dentro de una década. A la división de pantallas de LG le gusta dar rienda suelta a su imaginación en la feria, y este año ha creado un coche del futuro que aprovecha la flexibilidad de las pantallas OLED para convertir el asiento trasero en un cine en casa.
En el CES exponen varias empresas que parecen especialmente ilusionadas con un futuro en el que los coches autónomos sean la norma y los pasajeros puedan dedicarse a otras distracciones. Poner televisores en los coches no es ni mucho menos una idea nueva -cuando yo era niño, nuestra furgoneta familiar tenía un robusto televisor en blanco y negro con una minúscula pantalla montada en una rótula en el techo-, pero hoy se limita sobre todo a pantallas LCD compactas en el salpicadero o montadas en el respaldo de los asientos.
El año pasado, en el CES 2022, BMW presentó un prototipo de vehículo con una función llamada Theater Screen: una pantalla ultrapanorámica 8K de 31 pulgadas que los pasajeros de los asientos traseros podían utilizar para ver dos películas diferentes, una al lado de la otra. El inconveniente de la idea era que los pasajeros no siempre quieren que una pantalla de ese tamaño les bloquee la vista, y la pantalla Theater Screen se abatiría hacia arriba y fuera del camino en el techo acolchado del BMW, a costa del espacio para la cabeza en el vehículo.
En el CES 2023, LG Display propone una idea mejor que parece uno de mis sueños infantiles hecho realidad. La empresa ha tomado la misma tecnología OLED flexible que se encuentra en sus televisores retráctiles de 87.000 dólares, le ha dado la vuelta y la ha pegado al techo de un coche.
Cuando se retrae y se enrolla, ocupa mucho menos espacio que una pantalla LCD rígida que se aparta, pero ofrece una generosa imagen de 18 pulgadas que puede utilizarse para ver películas, la televisión o incluso videollamadas. Es similar a esos parasoles retráctiles que se pueden colocar con ventosa en las ventanillas de un vehículo, pero con el potencial de hacer que un viaje de dos horas parezca haber pasado volando en cuestión de segundos.